Formar un equipo unido es una de las claves
en la arquitectura invisible del éxito, aunque, como todo lo simple, es mucho
más fácil decir que poner en práctica lo necesario para permitir el desarrollo
de este tipo de relación.
Existen distintas técnicas de formación de
grupos, pero al momento de elegir una buena estrategia es importante evitar
situaciones que puedan tornarse invasivas o forzadas para los participantes. Un
equipo de trabajo no implica necesariamente amistad, sino la capacidad de
empatía para cuidarse entre sí y no verse como un simple engranaje dentro de la
maquinaria de la compañía.
Estudio
Según un estudio del Laboratorio de Dinámica
Humana del Instituto de Tecnología de Massachusetts, el éxito y el desarrollo
del talento de un equipo está basado en
cómo se comunican durante las reuniones informales. Los equipos que se
comunican en una relación cara a cara con mayor continuidad, logran mayor
compromiso y conexiones con otros grupos de interés, teniendo más posibilidades
de alcanzar sus objetivos.
Las dinámicas de formación de equipos pueden
ayudar a los empleados a sentirse valorados y motivados para dar lo mejor de su
potencial. En este sentido, se presenta
las estrategias que han demostrado los mejores resultados para la unión de un
equipo y el desarrollo del talento del capital humano:
1) Voluntariado: Las mejores actividades son aquellas que despiertan un sentimiento de
orgullo entre los participantes. La generación de los millennnials se muestra muy interesada en las empresas con iniciativas
de responsabilidad social y ambiental claras. Según un informe de Compañía de
Talentos sobre los jóvenes de América Latina, el 71 por ciento afirmó que
conoce los valores y creencias de la empresa de sus sueños.
Una sólida estrategia de responsabilidad
social empresarial puede ayudar a una compañía a construirse como un referente
atractivo para el talento joven. Por ello, se deben impulsar actividades en las
que los empleados sientan que su tiempo no sólo se limita a una contribución
económica de la empresa, sino que también participan en el mejoramiento social
de la comunidad en la que viven.
2) El talento encabeza la agenda: Aunque muchos directivos se cuentan la
historia de que el colaborador es el activo más importante de la organización,
la realidad es que en la práctica han demostrado poca congruencia.
"Cuando lleguemos a la meta podremos
mejorar las condiciones para todos"... -- dicen. ¿Qué pasaría si
cambiáramos la lógica?
"Cuando mejoren las condiciones de todos
los colaboradores llegaremos a la meta"... ¿Se imaginan?
No es necesario hacer enormes inversiones o
convertir la oficina en un parque de diversiones. Basta con una pregunta simple
y honesta: ¿Qué puedo hacer yo por mis colaboradores para que den lo mejor de
sí mismos?
3) Deporte: Permite a los empleados unirse, más allá de las tareas diarias
laborales, de una manera entretenida. El fútbol sala es uno de los preferidos
en América Latina y por tradición es fuente de anécdotas en las oficinas.
Incentiva actividades dentro y fuera de la oficina, incluso pequeñas
competencias con otras empresas, para despertar el espíritu de equipo.
4) Maneja los intangibles: Aprender a ver más allá de lo evidente, independientemente
de lo que diga un CV. Sus habilidades, competencias y logros son importantes,
pero todos somos "algo más" que nuestros conocimientos y experiencia.
Hay algo que no se puede tocar, pero que siempre está presente en nuestro
desempeño: nuestra forma de ver y afrontar las cosas. Se dice que se contrata
por aptitud y se despide por actitud. Un buen líder es aquel que es capaz de
influir y manejar de manera adecuada la actitud de sus colaboradores, para el
bien del equipo y de la organización.
5) Viajes: Son una de las mejores oportunidades para la unión de un grupo,
especialmente cuando existe un objetivo común como, como la presentación de
resultados ante un cliente o ganar uno nuevo. Además del tiempo compartido en
una oficina, en estos momentos cada persona tiene su oportunidad de demostrar
su potencial y ser valorados por sus propios compañeros directamente en
situaciones de gran importancia para la organización.
6) Actividades de desarrollo profesional: Workshops de calidad pueden dar la
oportunidad a los equipos para mantenerse actualizados y desarrollar relaciones
profesionales en un nuevo contexto. Además, permiten conectarse con otros
equipos y facilitar la innovación de una empresa.
7) Toma en serio la capacitación: Aunque por ley las empresas están obligadas
a crear planes de capacitación y desarrollo que fortalezcan las competencias y
habilidades de sus colaboradores, la realidad es que muchos de estos planes
existen solamente en papel. Las horas dedicada a la formación y desarrollo del
talento son pocas en comparación con lo que una persona requiere para
especializarse y perfeccionar su arte. El problema es que, en muchos casos, el
trabajo en una empresa no está considerado un arte, sino una actividad transaccional,
en la que el empleado cumple con ciertas metas y a cambio recibe ciertas
retribuciones.
8) Promueve a aquellos
que se preocupan por las personas: Generalmente la lógica para seleccionar a un líder
dentro de la organización es elegir a aquel que es el mejor en lo que hace. Por
ejemplo, el líder en una agencia de relaciones públicas será aquel que sabe
hacer muy bien dicha labor. Sin embargo, ¿qué pasa cuando al frente de un
equipo se encuentra aquel que es muy bueno en su trabajo, pero muy malo en su
trato con los demás? Pueden imaginar el clima de esa organización...
9) Días especiales: Aniversarios de trabajo en la compañía, cumpleaños, día del amigo u
otras efemérides son excelentes oportunidades para unir a las personas en una
celebración, permitiendo un mejor conocimiento del equipo en una situación
cómoda y distendida.
10) El talento es un asunto muy particular: Una de las mayores lecciones de liderazgo la
puede dar cualquier mamá con más de dos hijos. Aunque a todos los ame igual,
sabe y entiende que todos son diferentes y que por eso mismo no puede tratarlos
igual. Uno de los errores más comunes dentro de una empresa es aplicar las
mismas medidas y planes para todos los empleados, como si se tratarán de robots
programables y no de seres humanos únicos e irrepetibles.
11) Prepara la tierra sobre la que ellos han de sembrar: El líder debe tener claro que la estrella
es el colaborador. Quien se manchará las manos, correrá los riesgos y, de ser
posible, revolucionará el mundo, será su colaborador.
Además de la unión de un equipo, es esencial
que cada participante comprenda su rol específico en la generación del éxito,
se sienta conectado al objetivo final y sepa aprovechar las fortalezas. La
tarea de formar un equipo y motivarlo es una tarea difícil porque no es una
cuestión de seleccionar simplemente a los más capacitados sino aquellos que
puedan fomentar una buena energía de trabajo y la creatividad necesaria para
innovar de manera significativa. Su mayor labor es tan simple como compleja: crear
el ambiente idóneo, lleno de oportunidades, para que su gente desarrolle al
máximo su potencial y se responsabilice de su propio crecimiento. No será el
líder quien los haga crecer, por más que quiera. No le corresponde esa tarea.
Más allá de sus esfuerzos por ser grandes estrategas e innovadores, los líderes
deben reinventarse a sí mismos, como expertos en el desarrollo del talento.
Aporte realizado por, Jesús Redondo
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